sábado, 1 de enero de 2011

El mismo blog, el mismo año

Ayer pasamos la Nochevieja en casa de mi tía, que vive a diez minutos de la casa de mis padres, que viven en el mismo bloque que mi abuela, que tiene noventa años y no dejaba de hablar de la dentadura. Mi madre tarareaba una y otra vez Piel canela y yo solo me reí viendo el programa de José Mota hasta las once. Después de eso me arrebujé en el sofá e intenté buscar algún recuerdo o alguna idea que me alegraran, para que la sonrisa me durara más que el humo de un petardo. Fue inútil. Cuanto más cantaba mi madre y más sonreía mi tía, más consciente me hacía de mi incapacidad para estar a gusto. A las once y media me levanté para irme. Atribuyéndome el protagonismo de la velada, abrí la boca por primera vez en casi una hora para manifestar que quería librarles de mi amarga presencia.

Mi prima Cristina o alguien dijo que perderme las uvas sí era una manera de amargarles la noche. Para no recular del todo, me puse el abrigo y anuncié que volvería antes de las doce. Por la calle intenté llorar y me propuse sacar unas oposiciones que enorgullecieran a mi familia. Llegué hasta la Castellana, la vi vacía y me obligué a pensar que Madrid es una ciudad muy dura. Completé una vuelta a la manzana y llegué a tiempo para lo de la uva. Mi madre se puso triste porque a mi abuela no le dio tiempo de terminarse todas, incluso empezando antes de las campanadas. Yo ya estaba en la puerta cuando mi padre insistió en que me quedara unos minutos más para brindar. Poco antes de la una bajé tres libros de la biblioteca de mi hermano: uno de Patricio Pron con el título muy largo; Providence, de Ferré, al que tenía ganas desde hacía mucho tiempo, y What am I doing here, de Chatwin.

Antes de dormirme conseguí leer dos páginas de Chatwin. Creo que no me interrumpió ningún pensamiento del tipo cuándo se jodió todo. Solo me distraje con un deseo más para el nuevo año - no hurgarme la nariz. Al menos esta mañana, cuando he amanecido lleno de mocos secos, he logrado reprimir el ademán.

1 Comments:

Blogger Unknown said...

Bastante similar a mi nochebuena (en nochevieja ya no piqué y hace tiempo que mi familia aprendió a base de hostias que conmigo no sirven los chantajes emocionales). Zapatero, aparte del tabaco, podía haber hecho algo de más utilidad y prohibir las jodidas navidades. Hubiese ganado mi voto para el próximo show de los Teleñecos.
Cuando quieras te desarmo un poco.

5:17 p. m.  

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