jueves, 8 de abril de 2010

Desconcentrado, descentrado

Se me va una y otra vez la concentración. Pienso ideas ampulosas, digo frases ampulosas e incluso termino escribiéndolas: en Yotsuya volví a este blog. ¿Para qué? Al día siguiente ya no publiqué, la semana siguiente la pasé sin publicar, y hasta tal punto me domina la deuda que pienso: el principal suceso de esta última quincena es que he desatendido el blog. Quién se acuerda aquí y ahora del reciente descubrimiento del restaurante 136, de mis primeros bares de jazz en Tokyo, de mi absurda fijación por la palabra “Usodaro”, del nuevo piso, de mi primer encuentro con el enigmático Kiyomura. El sentido de todo se desdibuja si no lo traslado a la gente que considero mía.

Para trasladar ese sentido de todo he concebido planes faraónicos. Contemplé alumbrar tres blogs paralelos: uno, sobre lo que pasa; otro, sobre mi aprendizaje; y un tercero sobre los argumentos de historias que se me van ocurriendo. Pensé que esta idea iba a requerirme una egolatría indigna y propia de adolescente a la caza de sus últimos granos, por lo que la deseché, pero ahora que he escrito la ampulosa idea, hmmm…No. Por contrición debo dejar escrito que si no salió aquello adelante fue por incapacidad, vagancia, desconcentración. Más tarde jugué con mantener el blog cotidiano, mantener lo del argumentarlo y prescindir de lo del aprendizaje. Pero tampoco. Mi última aventura intelectual consistía en escribir cinco días a la semana sobre lo que hubiera pasado (de ahí los títulos “lunes” y “martes” en los posts previos), en la confianza de que un mínimo de observación me llevaría a descubrir el detalle de cada día, y alternaría dos semanas de textos consuetudinarios con uno más largo, ficticio o periodístico.

Pero la concentración.

Ya en el último proyecto había desistido de crear otro blog. Me conformaría con la vieja página, el formato más simple de todos, el único del que soy capaz. Quizá después del primer día de desconcentración y caída podía haber intuido que volvería a lo de entonces: títulos para cada texto, dos o tres textos parejos por semana. Total, de lo que se trata es de que mi gente compruebe que uno sigue siendo el mismo nimio personaje de siempre, tan desconcentrado.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Pues, gracias por volver!

Ananda

2:55 a. m.  

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