lunes, 3 de enero de 2011

Salter describe casa y mujer

"The lights are on everywhere: a vast, illuminated house. Dead flies the size of beans lie behind the velvet curtains, the wallpaper has corner bulges, the window glass distorts. It is an aviary they live in, a honeycomb. The roofs are thick slate, the rooms are like shops. It gives off no sound, this house; in the darkness it is like a ship. Within, if one listens, there is everything: water, faint voices, the slow, measured rending of grain." (James Salter, Light Years, Penguin Modern Classics, pg. 7).

A menudo deseo escribir así. Desde hace años tengo la siguiente superstición: si uno elige determinados detalles de las casas en las que ha vivido y luego ordena esos detalles adecuadamente, en unos pocos párrafos puede comprimir una vida. Es una superstición perezosa, ya que no hay narración que se pueda sostener sobre descripciones de cuatro paredes y la variedad de silencios que contienen. Implica contar sin prestar mucha atención a personajes. Menos mal que a Salter los personajes le importan: unas líneas más abajo:

"She is dressed in her oat-coloured sweater, slim as a pike, her long hair fastened, the fire cracking. Her real concern is the heart of existence: meals, bed linen, clothing. The rest means nothing; it is managed somehow. She has a wide mouth, the mouth of an actress, thrilling, bright. Dark smudges in her armpits, mint on her breath [a estas alturas yo lo estaba flipando]. Her nature is extravagant. She buys on impulse, she visits Bendel's as she would a friend's, gathering up five or six dresses and entering a booth, not bothering to draw the curtain fully, a glimpse of her undressing, lean arms, lean trunk, bikini underpants [aunque quizá Salter se puso cachondo escribiendo esto, yo creo que aquí busca y logra un efecto muy distinto del morbo. La imagen funciona para trasladar que Her nature is extravagant]. Yes, she scrubs floors, collects dirty clothes.[Con ese "Yes" veo al narrador entibiarse, saliendo del probador]. She is twenty-eight. Her dreams still cling to her, adorn her; she is confident, composed, she is related to long-necked creatures, ruminants, abandoned saints. She is careful, hard to approach. Her life is concealed. It is through the smoke and conversation of many dinners that one sees her: country dinners, dinners at the Russian Tea Room, the Café Chauveron with Viri [el marido]'s clients, the St. Regis, the Minotaur."

Luego leo a esta mujer -Nedra- tratando con unos amigos que han invitado a cenar. Parece Betty Draper en un episodio de Mad Men, especialmente en ese encadenado de restaurantes a través de humo y conversaciones. Yo siempre he querido escribir algún párrafo con una retahíla semejante de nombres. Da la sensación de que está muy vivido el autor y yo quería parecer vivido. Quería.

He empezado la mañana con el Yarfoz de Ferlosio. Cuatro páginas en media hora. Párrafos sobre agrimensura a escala muy pequeña. Se me iba la cabeza pensando en la consulta médica de mañana, pero he logrado entender un par de apuntes sobre la relación entre Yarfoz y el príncipe Nébride y me he sentido retribuido. Esta fue la sensación predominante con Herrumbrosas lanzas, y mira por dónde: al poco me encuentro con esta entrada que echa ácido sobre un texto de Benet.

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