viernes, 11 de marzo de 2005

Lebenswichtig

A finales de febrero di una de las clases más gratificantes de los últimos meses. Los dos alumnos que acudieron llevaban conmigo doce sesiones, a razón de hora y media semanal. Yo estaba enseñándoles a expresar gustos, pero esa tarde tenía pensado que describieran su casa o su cuarto, o cualquier casa o cuarto, con el objeto de repasar el difícil juego hay/está y las preposiciones.

Pasamos la hora y media hablando de Berlín, en español y con fluidez, cosa rara en principiantes. Todo empezó cuando pregunté si hay una buena coctelería en la ciudad. No me gustan mucho los cocktails, dijo ella. A mí me gustan muy, dijo él. Y yo: ¿Te gustan mucho? Sí, mucho. Ella: A mí me gusta el vino más. Yo: pero un vaso de vino es muy caro en Berlín [¿entenderán "vaso"?, pensé. Sí, lo entendieron].

Salieron todas las estructuras que hasta la fecha habíamos practicado para otras situaciones, así como vocabulario nuevo que ellos iban apuntando sin que yo lo tuviera que escribir en la pizarra. Si quieren recordar escrita una palabra, les he enseñado a que me pregunten su ortografía. Fue la clase soñada por muchas razones, pero tal vez me dejo la principal.

Durante hora y media hablamos de cosas que importan y que se pueden expresar de forma simple: cuánto cuesta vivir, dónde te gusta ir, qué prefieres ver. En alemán existe el adjetivo lebenswichtig, "importante para vivir". Berlín está llena de lebenswichtige Elementen. En esta ciudad es asombrosamente fácil existir.

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