martes, 5 de abril de 2005

Antropología

El pasado domingo 27 hacía bochorno en Londres y las calles estaban apelmazadas y una serie de proyectos salieron mal o no pudieron ser, como el Plan (A) de ir a Brighton a ver el mar, el (B) de meternos en la última película de Woody Allen y el (C) de ser felices. Terminamos viendo Desayuno con diamantes y por primera vez esta película me pareció coja.

Sin ganas ni motivo recalamos los hermanos Sauras en el British Museum. ¿He dejado caer ya que estábamos quemados? Abochornados. Ni una momia vimos. Lo que hicimos, erráticos, fue observar a la gente desde una atalaya de mármol en el centro del edificio. Como siempre, me pregunté quién sería español. Esa chica cansada y sola en un banco, algo espatarrada.

¿Tú crees que alguien se podría dar cuenta de que aquí arriba estamos ejerciendo de españoles analíticos y exquisitos?, pregunto a Pablo. Qué consuelo sentirse en familia. Él nunca me va a decir que parezco un españolazo, a pesar de la alopecia y el hirsutismo en brazos y cejas.

Al bajar, oímos a una mujer –a otra- anunciar a su pareja “voy a preguntarles a éstos”. Se nos acercó decididamente diciendo “oye, ¿sois españoles?”. Nuestra cara no debió de reflejar ni decepción ni fastidio, porque enseguida se dio la vuelta. “Nada, no son”, y siguió su busca.

1 Comments:

Blogger Elei said...

1) Dos personas pasean por Londres y deciden meterse en el British Museum con el unico proposito de ignorar todo su contenido. This is not without a meaning...

2) Arrancas un arbol del suelo y miras las raices preguntando que es planta y que es tierra. Expatriation is no different...

7:42 a. m.  

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