Perderse a la española
La última vez que aterricé en Berlín lo hice en Schönefeld, un domingo por la noche. Por algún motivo preferí subirme a un autobús que daría vueltas y vueltas antes de acercarse remotamente a casa. Después de aquel fin de semana en Madrid no me apetecía esperar al cercanías, atontado de frío y exhalando nubes en un andén.
El autobús llevaba un rato parándose por lugares de Berlín donde quizá nunca me baje. Entonces, unos asientos más atrás, oí a alguien pidiendo indicaciones. Sin girarme, me acordé de los mochileros nórdicos, francos y sajones que he visto perdidos en trenes y autobuses de Europa. Suelen acercarse al nativo en voz baja y con un plano, para que sobre éste les señalen la posición. El nativo indica y se cumple civilizadamente la tarea.
Yo nunca hago esto, y creo que muchos españoles tampoco. Nosotros nos volcamos en la comunicación, hablamos alto en un inglés de Cuenca y, si no nos entienden, repetimos nuestra duda más alto y más despacio. Al pensar esto quizá me reí solo. Me giré y ofrecí ayuda al paisano de atrás.
No sólo le conté cómo llegar a donde quería, sino por qué me había mudado a Berlín y dónde le darían un buen gimlet. Él me miraba cómo si los españoles no hubiéramos cambiado.
El autobús llevaba un rato parándose por lugares de Berlín donde quizá nunca me baje. Entonces, unos asientos más atrás, oí a alguien pidiendo indicaciones. Sin girarme, me acordé de los mochileros nórdicos, francos y sajones que he visto perdidos en trenes y autobuses de Europa. Suelen acercarse al nativo en voz baja y con un plano, para que sobre éste les señalen la posición. El nativo indica y se cumple civilizadamente la tarea.
Yo nunca hago esto, y creo que muchos españoles tampoco. Nosotros nos volcamos en la comunicación, hablamos alto en un inglés de Cuenca y, si no nos entienden, repetimos nuestra duda más alto y más despacio. Al pensar esto quizá me reí solo. Me giré y ofrecí ayuda al paisano de atrás.
No sólo le conté cómo llegar a donde quería, sino por qué me había mudado a Berlín y dónde le darían un buen gimlet. Él me miraba cómo si los españoles no hubiéramos cambiado.
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