viernes, 8 de abril de 2005

Selección natural

En Code 46, penúltima película del inquieto director británico Michael Winterbottom, transcurre la acción en un futuro no muy lejano, a juzgar por elementos como la vestimenta de los personajes, en absoluto diferente de lo que se ve hoy en una gran ciudad, o los medios de transporte, tan alejados como los actuales de las propuestas de Minority Report.

Uno de los cambios más sensibles en el futuro próximo que Winterbottom y su guionista han concebido es lingüístico. La mayor parte de la película se localiza en Shanghai y todos los personajes con papeles hablados usan un inglés con injertos: mandarín para el saludo; francés en frases hechas (n’est-ce pas?, voilà); otro idioma que no reconocí y me sonó árabe; español; del alemán, ni rastro.

En esta historia, el español designa elementos muy básicos: palabra, dinero, papeles. Y lo siento y claro, que ahora recuerde. ¿Es verosímil una lengua franca que sólo incorpore préstamos de tipo léxico? Y, ¿por qué precisamente esos préstamos? ¿Por qué se impone el inglés?

¿Por qué me sorprendo levemente fastidiado? ¿Porque me gustaría que al español le correspondiera en el futuro un papel más preponderante? ¿Es esto lo que siente un nacionalista? ¿Es una idiotez hacerse estas preguntas? ¿Mejor me callo?

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