viernes, 20 de mayo de 2005

Penner

En algún sitio he leído que Berlín es la ciudad con más psicopatologías de Alemania, dato que suele ir asociado a la proliferación de Penner en el metro y la S-Bahn. La palabra Penner es difícil de traducir. A las figuras marginales urbanas se las designa en español por su actividad (mendigo, vagabundo) o directamente como pobres. Penner es un término término más epidérmico y menos compasivo, ya que alude a la mala pinta. El mal rollo.

Y una de las cosas que más debería chocar a un español que visite Berlín es la abundancia de Penner jóvenes: dan la edad para trabajar y enfermos o incapaces no parecen. Suelen apostarse a la entrada de la estación y, con una salmodia en voz generalmente aguda, piden limosna o el billete de los viajeros que salen, a ver si lo revenden.

¿Qué tendría yo que pensar? Inevitablemente, que en España no se ve tanto mendigo en edad de empezar a trabajar porque en España lo normal es que cualquiera, trabaje o no, se quede con los padres hasta pasados los treinta. Mejor Seguridad Social que la familia, ¡no hay!­

Varios de los Penner jóvenes de aquí tienen en común que, el discurso que repiten, lo repiten siempre hasta el final, preocupados tal vez por mantener alguna mínima rutina que los separe de la demencia. Una vez se me ocurrió interrumpir a uno.

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