jueves, 12 de mayo de 2005

­­­­­Sentido del humor

­­­­­­Estamos casi a mediados de mayo y alguna noche hay que hiela. No obstante la adversidad, en Berlín llevan las terrazas más de un mes instaladas, y desde hace pocas semanas, los Strandbars. Éstos son un par de chiringuitos que se montan a la orilla del Spree cuando el cielo nos propone olvidar el carbón.
­­­­­
­­­­­­Tenemos el Strandbar del Senado, que con ­bizarría acaso impropia de la clase política, además de arena artificial, barra de bambú y tumbonas ha dispuesto dos piscinas, dos. Prefiero el más modesto que hay junto al parque Monbijou. Aquí se puede beber y alternar en una playa igualmente falsa pero más pegada al río, admirando con chanclas y anorak los museos de la otra orilla.­
­­­­­­­
­­­­­­­­La playa del Sena, la celebradísima Paris-Plage, la he visto también, pero su carácter es otro: la gente, en París, más que tumbarse se reclina. Se luce. ­El trecho de playa es largo (tres kilómetros) pero estrecho, y uno se ve obligado a meter la barriga para no rozar demasiado a la banda ni caerse al río.
­­­­
­­­En Berlín, pelándome del frío, no puedo evitar reírme. Sé que no soy objetivo. Pero en Berlín me río con estos prusianos tan aficionados a lo postizo, que se inventan playas a la japonesa, de juguete, entre neoclásicos bloques rancios y nobles .
­­­

0 Comments:

Publicar un comentario

<< Home